Turismo solidario y sus herramientas para reactivar las zonas en emergencia (EDITORIAL)



Por segundo año consecutivo el turismo en la zona norte del país sufre un duro revés justo en la temporada alta de verano, debido a los embates de la naturaleza que, una vez más, ponen en evidencia la falta de preparación y prevención de la sociedad peruana.
A inicios del 2016, el temor por la llegada de un devastador Fenómeno El Niño –cuyo impacto fue menor a lo pronosticado– redujo considerablemente el número de visitantes… Doce meses después un inesperado Niño Costero ha traído abajo las reservas y, con ello, las esperanzas de recuperación de todos aquellos que se benefician con el movimiento económico turístico.
La furia de la naturaleza (cargada de imparables lluvias, huaicos y desbordes de ríos) ha golpeado como nunca antes las regiones costeras, desde Áncash, pasando por La Libertad, Lambayeque y Tumbes, afectando seriamente la actividad económica y comercial en cada una de ellas. Casi todas las empresas vinculadas al sector turismo (hoteles, restaurantes, agencias de viajes y turismo, transportistas, locales comerciales y artesanales, etc.) se han visto obligadas a suspender sus operaciones hasta que pase el cruel temporal.
Sin embargo, al igual que muchos de nosotros, ahora mismo se preguntan: ¿qué sucederá después de la emergencia? ¿Cómo se superará esta crisis? Las respuestas están en nuestra historia reciente, basta con recordar las acertadas medidas adoptadas en Cusco, a inicios del 2010, que permitieron reflotar rápidamente la actividad turística tras el caos originado por las fuertes precipitaciones fluviales, las cuales causaron incluso el cierre de la ciudadela inca de Machu Picchu.
Aquel entonces se pudo comprobar el efecto inmediato de recuperación que tiene el turismo y su importante aporte en la reactivación de las economías afectadas. Gracias al esfuerzo conjunto entre el Estado y el sector privado se puso en marcha la exitosa campaña de promoción ‘Cusco Pone’, que incentivó el turismo interno a través de descuentos, tarifas especiales y otros beneficios para los viajeros.
La rápida acción del gobierno, el apoyo del sector empresarial y la solidaridad de los turistas nacionales, permitieron que en menos de cuatro meses el turismo en Cusco se recupere al 100 por ciento y se reviertan los daños generados por la naturaleza, estimados en más de US$ 185 millones.
REACTIVACIÓN ECONÓMICA
Volviendo al presente, no cabe duda que el turismo debería ser el principal motor para la reactivación económica de las zonas devastadas por las lluvias y huaicos, tanto en la costa como en las demás regiones afectadas por los desastres naturales. Nuestro sector es el llamado a impulsar la reconstrucción que tanto anhelan sus pobladores.
Para ello, hay que planificar desde ahora y no esperar a que pase la emergencia, mediante un trabajo multisectorial que vaya en paralelo a las acciones humanitarias en favor de los miles de damnificados. La ayuda a los que más lo necesitan debe continuar hasta el final, pero también es momento de pensar más allá de la coyuntura y analizar las mejores alternativas para una pronta y sostenible recuperación.
Repitamos el éxito del 2010 en Cusco y diseñemos una campaña de promoción del tipo ‘Norte Pone’ para incentivar que, una vez pasada la emergencia, más peruanos viajen al norte del país o hacia otras zonas afectadas. Fomentemos nuevos fines de semana largos que permitan desestacionalizar el turismo en épocas no tradicionales, y impulsemos ofertas y promociones para las próximas temporadas de Semana Santa y Fiestas Patrias.
Parafraseando a nuestra colega Mariela Goyenechea, de la revista Rumbos: “Viajar hacia las zonas afectadas cuando pase la situación de emergencia que enfrenta el país, es una manera de apoyar a nuestros hermanos damnificados”.
Sabemos que esta propuesta viene siendo evaluada por los representantes de los sectores público y privado –léase Canatur, Mincetur y PromPerú–, por lo que esperamos se llegue a concretar. Todo depende de decisión política y de una buena convocatoria al empresariado nacional. Apelemos al denominado turismo solidario que es promovido por la Organización Mundial del Turismo (OMT) y funciona muy bien en otros países.

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